Todas estas palabras forman la cultura emprendedora y están muy ligadas a la iniciativa y a la acción. Todo parte de una idea válida pero sin acción pasará solo será una idea más.
El espíritu emprendedor no está relacionado solamente con la capacidad de crear una empresa, sino como una actitud general que tiene la persona para desarrollar tanto una actividad profesional como en su vida cotidiana. Pero si se trata de ser emprendedores en lo profesional, tenemos que empezar por pensar de manera rompedora, sin prejuicios. Un emprendedor cuestionara lo incuestionable, porque en definitiva su objetivo es hacer algo diferente.
Algunas de las cualidades que debe poseer el emprendedor son:
- Creatividad e innovación. Inquietud por nuevas perspectivas de manera innovadora.
- Asunción de riesgos. Atreverse a llevar a cabo las ideas propias a pesar de la incertidumbre.
- Responsabilidad en la toma de decisiones, saber medir los riesgos, asumir los propios errores, etc.
- Confianza en uno mismo, constancia, tenacidad y perseverancia.
- Capacidad de trabajo en equipo, organización, liderazgo, planificación, etc.
Estas cualidades a las que hago referencia pueden ser propias tanto para el empresario como para el empleado. En estos momentos, los estilos de dirección están interesados en conocer las iniciativas de sus empleados, estudiando la viabilidad de proyectos y premiando las mismos.
Según María Pinelli, Directora de Mercados de Crecimiento Estratégico:
“ El pensamiento emprendedor no es opcional. Aquellos que permanecen quietos se quedan atrás, y el liderazgo del mercado cambia constantemente. Por esta razón es importante que todas las compañías cultiven la innovación a través del espíritu emprendedor interno”.
Matilde Gil
Profesora de Ciclos Formatvos